martes, 13 de diciembre de 2011

NARRATIVA NO FICCIÓN SOBRE EL TERREMOTO DE CHILE

8.8: El miedo en el espejo
Una crónica del terremoto de Chile
Juan Villoro
Editorial Candaya, Avinyonet del Penedés (Barcelona), 2011, 110 páginas.

La muy selecta Editorial Candaya edita para España -Alamadía ya lo había hecho antes en México-  8.8: El miedo en el espejo. Una crónica del terremoto de Chile. Su autor, Juan Villoro (México D.F.) es uno de los narradores con mayor pedigrí  desde el momento en que ganó premios tan prestigiosos como el Xavier Villarrutia, el Herralde de Novela y el Premio Internacional de Periodismo Rey de España. Pero Juan Villoro es sobre todo uno de los grandes renovadores de la literatura latinoamericana; miembro de esa generación de escritores que tomaron el testigo después del agotamiento creador de los autores del boom. Una línea claramente experimental, una literatura del desencanto, basada en la revisión estructural del relato, en el distanciamiento, en la ironía crítica, substituyen en la obra de Villoro a la imaginería tropical.
Se ha dicho que este libro sobre las “lecciones del abismo” que nos muestran que es posible el mal absoluto, llega tarde. Pero el mismo Juan Villoro, al que el impulso o el azar le hizo vivir en Santiago de Chile el terremoto de 8.8 de intensidad que sacudió el país en la madrugada del 27 de febrero de 2010, nos advierte que las réplicas más fuertes de un seísmo son las psicológicas. Y ante la conciencia de esa parálisis mental, él mismo le confesó  a una colega periodista que no podía escribir sobre el terremoto mientras le temblaran las manos. No es posibles construir  teorías express  ante los escombros porque -de nuevo es Villoro el que habla- “¿Hasta dónde es posible reconstruir la experiencia de espanto sin distorsionarla con argumentaciones ajenas a lo que se vivió como caos y marasmo?”  (página 15).
Sin embargo a Villoro le dejaron de temblar las manos y narra la destrucción en una crónica fragmentaria, que reconstruye sobre todo un microcosmo vital: las existencias de aquellos chilenos que vieron como el miedo se asomó en el espejo o estuvieron a punto de extinguirse aquella fatídica noche del 27 de febrero. Y lo hace de la forma más efectiva y enriquecedora, no imaginando la catástrofe sísmica desde la inmovilidad de su escritorio, sino pasando por ella.  
Juan Villoro había llegado a Chile, “el país de las primeras ocasiones”, para participar en el Congreso Internacional de Lengua y Literatura Infantil. Un impulso vital y literario le encaminaba al país andino para cumplir con una oculta cita que el destino le había presagiado. Y allí vivió el terremoto. Esta crónica-testimonio, narrativa no ficción, es el relato no sólo de los largos e interminables minutos del espanto y sus consecuencias y las experiencias humanas de los que con él compartieron la tragedia en el hotel, sino algo más. Al lector se le informa de las premoniciones de los psíquicos, de esa “luna mocha” que lucía con un tono amarillo y le faltaba un pequeño trozo, del agua que contempla el escritor Fabían Skármeta y que mana hacia fuera. Y es testigo a través del relato de Villoro de lo sucedido: ese seísmo de magnitud 8.8 que modificó el eje de rotación de la tierra, con sus siete minutos de duración, percibidos como una eternidad. Del sabor amenazante de la muerte que el escritor vive, no como gritos de pánico, sino vestida de pijamas -los pijamas y camisones en los que el escritor reparó al salir de la habitación-; los mexicanos varados en la capital chilena porque “como el día se acortó una milésima de segundo, nuestra burocracia ya no tenía tiempo para nada y no hubo modo de apoyarnos” (página 45); la generosa solidariedad de los chilenos  y mil fragmentos más sobre la incertidumbre y el miedo al monstruo invisible; también la sorpresa de salir vivo. Las réplicas psicológicas y las incontables migajas del desastre reunidas en cientos de sentencias que compendian una experiencia telúrica (“Los mexicanos tenemos un sismógrafo en el alma”) y que son altamente eficaces y expresivas.
Secciones especialmente destacables de este pequeño libro son el capítulo dedicado a relatar el caso de una mujer en coma que elude la tragedia gracias a un sueño del que nunca despertará. Así como el dedicado al relato de Heinrich von Kleist, “El terremoto de Chile”, una fábula moral escrita en el siglo XIX que inquiere sobre los dilemas morales que plantea un terremoto: ¿las víctimas omitidas, lo son por azar o por designio?
Testimonio, pues, contra el olvido que convierte este libro en algo íntimamente personal del propio autor. En el relato nos acompañan sus vivencias, su familia, amistades, su experiencia con los temblores, su forma de dormir, las historias que le transmitieron y, por encima de todo, esos pijamas que abren y le ponen el broche al libro, como metáforas de un terremoto de magnitud 8.8.

Francisco Martínez Bouzas

Juan Villoro


Fragmento

Los argentinos estaban condenados al más terrible aftershock: ninguno de ellos llevaba mate. Unos días antes, empacar hierba rumbo a Chile hubiera sido un regionalismo un tanto ridículo. A fin de cuentas, se trataba de un viaje de cinco días. Sin embargo, en el momento de conversar sobre lo que había sucedido y descubrir que la supervivencia constaba básicamente de largos ratos de espera para encontrar un autobús rumbo a Mendoza, los sobrevivientes argentinos supieron que el miedo y la sorpresa y las anécdotas requerían de un inexistente producto de primera necesidad: el mate.
El podio de la calma triunfal se completa con otra argentina, la escritora Elena Dreser. Cuando el temblor terminó, supo que debía bajar ala calle. Escogió la ropa para la ocasión y reparó en un hecho curioso: nunca se había vestido sin bañarse antes. «Hoy no es la excepción», decidió.
Fue al baño y descubrió que la ducha estaba llena de escombros. Esto no alteró su sangre fría ni su ímpetu higiénico. Se dirigió a un cuarto vecino, se presentó y pidió permiso para la ducha.
Media hora después era la persona más elegante en el banquete de la Alameda”

(Juan Villoro, 8.8: El miedo en el espejo, páginas 73-74)

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