domingo, 24 de febrero de 2013

"INTEMPERIE", EL MIEDO Y LA DIGNIDAD EN EL PAISAJE DE LA DESOLACIÓN

Intemperie
Jesús Carrasco
Editorial Seix Barral, Barcelona, 2013, 223 páginas.

  

   Intemperie es el debut afortunado de Jesús Carrasco, hasta ahora redactor publicitario, porque  antes de que su novela apareciese publicada en español, trece países ya habían adquirido en la Feria de Franckfurt los derechos de edición. Seix Barral, el sello editorial barcelonés está promocionando la novela en España comparándola con la riqueza de Miguel Delibes y con la fuerza de Cormac McCarthy. Todo ello, amalgamado en una voz propia, fresca y diferente. Hoy Intemperie se ha convertido en una de las grandes apuestas editoriales de Seix Barral para 2013.
   Intemperie se yergue sobre el miedo y la dignidad como temas de fondo desarrollados a través e una historia extremadamente austera y de unos actantes, un niño acosado y un cabrero anciano, prácticamente como únicos materiales. Todo lo demás es atemporal y ajeno  a cualquier geografía concreta. Solamente sabemos que ese dúo de protagonistas y sus perseguidores se mueven por un páramo calcinado por el sol y que el muchacho huye de algo, sin que se nos diga el qué, aunque sospechemos que se trata de situaciones malignas. También del desamparo.
   Todo da comienzo en un agujero en el que un niño se esconde después de haber escapado de su casa. Los vecinos lo buscan. Ese es el peligro. Cuando pasa, se encuentra caminando hacia el norte evitando senderos y perdido en una inmensa llanura de terrones de arcilla y piedra, asolados por la sequía. Hasta que se encuentra con un viejo cabrero. Uno y otro irán atravesando el paisaje hostil, sin ningún destino concreto. El niño huyendo de la implacable persecución de un alguacil de quien guarda un obsceno secreto. Ambos, el niño y el cabrero, parecen unir sus destinos porque luchan por la supervivencia en aquel paisaje desolado, atenazados por la sed, la insolación -las leyes del llano- y la violencia del alguacil y sus hombres cuando los localizan.
   A partir de aquí el relato revienta en ciertas  constantes que lo configuran: el miedo, la violencia y la presencia del mal, un mal viscoso, nunca nombrado de forma explícita, pero que ha estado esclavizando al niño. Y una cierta ética como la que impone el deber de enterrar a los cuerpos a los que se ha abatido.
   Intemperie -lo reconoce Jesús Carrasco- es una novela que forma parte de su propio proceso de aprendizaje. El referente más inmediato parece ser sin duda La carretera de Cormac McCarthy: esa itinerancia hacia el sur de un hombre y un chico en un mundo apocalíptico. Pero la novela de Jesús Carrasco  es mucho más escueta y desnuda, lo que le permite manejar con más precisión los elementos narrativos. En la novela, ni el cabrero, ni el niño, ni ningunos de los perseguidores tienen nombres. Tampoco los lugares. Todo esta difuminado en ese medio sumamente hostil y de este modo surge nítida la sustancia de la ficción: la relación del ser humano con el medio por más desolado que sea y la opción por la justicia con la toma de partido frente a la violencia. Los personajes además tienen mucho de arquetipo: ellos son la víctima propicia e inocente, el perseguidor corrupto y la frágil figura del cabrero, paradigma de una justicia primitiva. Por eso mismo, la novela transita toda ella hacia el terreno de la fábula.
   Entre los muchos méritos de la ficción de Jesús Carrasco desearía destacar ante todo lo apropiado del desarrollo narrativo, con variación de ritmos: lento cuando narra el trasiego interminable por ese paisaje desolado, quemados los protagonistas por el sol y la sed. Vertiginoso  cuando el miedo se convierte en acontecimiento real e inminente. Y junto a ello, el exquisito laboreo estilístico. El autor es un gran observador. En esa llanura desolada -“un mar de arena brava”- funcionan todos los sentidos, nuestra plena animalidad, la sensorialidad que es capaz de convertir un secarral en algo estético. Y en esa rica relación con el entorno, el escritor se siente apoyado por el rescate de una prosa tradicional -veja le llama él- que busca la palabra justa, rescatándola muchas veces de un corpus léxico de voces arcaizantes, arrancadas de la vida rural y que hoy parecen olvidadas. Con ellas, una sintaxis simple y precisas y sobrias aunque abundantes descripciones que convierten al erial desolado en protagonista así mismo de la narración, hilvana Jesús Carrasco una buena novela, en la que, si algún pero puede atribuírsele,  es un cierto desajuste al poner en boca de un niño interrogantes y razonamientos impropios de sus edad.

Francisco Martínez Bouzas




Jesús Carrasco

Fragmentos

“Descendieron por una vereda estrecha conteniendo al burro, que perdía apoyo a cada paso. Las cabras, cada una por su lado, najaban haciendo que se deslizaban sobre hachas, hasta llegar al fondo de la sima donde algunas de ellas fracturaban costillas prístinas. Huesos en todas las etapas posibles de degradación. Sedimentos de polvo cálcico, hileras de vértebras vacunas, poderosas pelvis. Arcos costillares y cornamentas. Una res sin ojos a la que todavía le aguantaba el pellejo. Un saco hediendo en medio del día que despuntaba. El faro de su descanso.”

…..

“Entendió que el viejo no sería quien le entregara la llave al mundo de los adultos, ese en el que la brutalidad se empleaba sin más razón que la codicia o la lujuria. Él había ejercido la violencia tal como había visto hacer siempre a quienes le rodeaban y ahora, como ellos, reclamaba su parte de impunidad. La intemperie le había empujado mucho más allá de lo que sabía y de lo que no sabía acerca de la vida. Le había llevado hasta el mismo borde de la muerte y allí, en medio de un campo de terror. Él había levantado la espada en lugar de poner el cuello. Sentía que había bebido la sangre que convierte a los niños en guerreros, y, a los hombres, en seres invulnerables. Creía que el viejo le haría pasar, coronado de laurel por un esclavo, bajo el arco de la victoria.”

(Jesús Carrasco, Intemperie, páginas 68, 162)

miércoles, 20 de febrero de 2013

"ABSOLUCIÓN": LAS DESVENTURAS DE UN EUNUCO SENTIMENTAL Y EXISTENCIAL

Absolución
Luis Landero
Tusquets Editores, Barcelona, 2012, 318 páginas.


   Críticos y periodistas culturales de distintos medios han elegido esta novela de Luis Landero como una de las tres mejores de la literatura española de 2012. Un elección ni gratuita ni injustificada porque Luis Landero es un de los grandes narradores de la actual literatura española. Y Absolución una novela de alto voltaje cervantino, compleja y difícil de escribir -ahí justamente radica su mérito-, pero con una lectura que tira irremediablemente de aquel que se aventura con ese estilo lleno de precisión, de matices y a la vez de hallazgos formales que encontrará ya en la primera página. Sus comienzos tardíos (Juegos de la edad tardía, 1989) y su obra más bien parca non son un óbice para que Luis Landero deba ser considerado el gran prosista de la actual narrativa española, un prosista epígono de Cervantes, con cuya obra se ha comparado su narrativa, por esa armonización singular de la retórica culta con la naturalidad familiar de la lengua hablada. En esta misma novela por boca de su héroe o antihéroe  homenajea a la lengua: “¡Qué delicia hablar en claro y edificante castellano! Llamar a las cosas por sus exactos nombres, descansar en la gramática del mundo incomprensible, de la vida extenuante. Las palabras, ¿no es ese nuestro mejor y más seguro hogar?” (página 122).
   Admirable la vestimenta  y admirable el contenido de sus tramas: ese microtexto prosaico a primera vista, poblado por protagonistas tan ridículos como entrañables, que sueñan con la felicidad, el amor, la gloria, o algo mucho más modesto: la absolución que le otorgue la definitiva paz a este eunuco sentimental y existencial que protagoniza la novela que hoy comento.
   Narrada desde diversos tiempos, con analépsis que no dificultan sin embargo la lectura, en Absolución nos encontramos con la zozobra de vivir protagonizada por su héroe/antihéroe  que comienza contándonos su historia un jueves de mayo, de camino a una comida familiar para celebrar su matrimonio con Clara, la mujer a la que ama y le hace feliz. En la recapitulación de su pasado, nos enteramos del mal que le aqueja desde la adolescencia: el tedio, la contingencia, palabras hechas a su medida, que reflejan perfectamente los fantasmas que le atormentan: siente el soplo de la contingencia pero “sigue royendo engolosinado el hueso de la intranscendencia de vivir”. Enamora y se desenamora de las mujeres por nimios detalles y tiene la invencible manía de escaparse de los sitios y de eludir compromisos. Como el río de Heráclito, él siente constantemente la necesidad de levantar el vuelo. Y cuando parece definitivamente asentado y  a las puertas de un matrimonio en el que cifra su felicidad, de nuevo el azar, la estúpida contingencia le convertirán en un fugitivo, esta vez de verdad.
   Aparece la culpa y con ella la huida en la que topa con personajes curiosos, estrafalarios o simplemente corrientes, cuyo encuentro garantiza una lectura realmente seductora. La trama finalmente arrastra al lector, necesitado de saber si este ser solitario -pero solitario social- recibirá finalmente el remanso de la absolución.
   Absolución es un verdadero muestrario, una suerte de retablo de Brueghel pero pintado con ilusiones, penas, efímeros momentos de felicidad, de absurdos gobernados por el azar. Con todo ello construye Luis Landero una exquisita novela, sustentada en personajes muy especiales. Una novela para paladares esquistos, esos que no buscan el best seller, sino la buena literatura, en este caso sobre el encaje vital y sobre las dificultades de encontrar nuestro lugar en el mundo. Novela profunda, con un leve toque filosófico, representado por la relevancia de la contingencia, pero a la vez sugestiva, con escenas mágicamente delirantes. Erguida con un diseño arquitectónico que permite una lectura lineal, a pesar de las alternancias temporales y de un derroche imaginativo en la construcción de tipos humanos: tanto los ineptos consumidos por el tedio como los sabios consejeros, propios de una novela de aprendizaje sobre la felicidad, condición que también comparte Absolución.

Francisco Martínez Bouzas



Luis Landero

Fragmentos

“Había una palabra que, al igual que la frase de Pascal, le abrió en un instante un tesoro de conocimiento. Esa palabra era contingencia, y se la oyó por primera vez a su profesor de ética. Fue oírla y entenderla en toda su potencia significativa de un solo golpe de intuición. El profesor llevaba, por cierto, una rebeca de punto de color granate y unos pantalones marrones de género, y con la uña del meñique no hacía más que intentar, cada vez con menos disimulo, sacarse una pizca de algo que tenía entre las muelas. Así de contingente, de casual, de arbitraria es también la memoria.”

…..

“Y según contaba, según las palabras hacían renacer el pasado de su propias cenizas, algo iba naciendo y desbordándose en él, un sentimiento de gratitud y de concordia con el mundo, consigo mismo y con el prójimo, representado por el señor Levin, que seguía escuchando con prontitud e intensidad, y por el momento se imaginó que, igual que Orestes cuando llegó a Atenas tras su penosa travesía de expiación, estaba declarado ante una asamblea que no solo estaba allí para escucharlo sino también para juzgarlo, y condenarlo o absolverlo, por sus errores, sus culpas y sus méritos. Pero había algo en aquella mansa noche de septiembre que invitaba ala benevolencia y  ala levedad. Convertida en palabra, es verdad que su vida adquiría ahora algún sentido, aunque fuese difuso y contingente. La secreta armonía del conjunto, pensó, y el recuerdo de Gálvez lo obligó  a sonreír y a dar, con esa  sonrisa, por concluido su relato.
Siguió un largo silencio. Y Lino se sintió muy bien, allí, feliz, purificado, sin un futuro al que temer y, por una vez, sin necesidad ni ganas de estar en otra parte.”

(Luis Landero, Absolución, páginas 22, 316)

lunes, 18 de febrero de 2013

"NOVELISTAS", DE HENRY JAMES: LA SIMBIOSIS ENTRE CRÍTICA Y FICCIÓN

Novelistas
Notas sobre novelistas
Henry James
Traducción de Amelia Pérez de Villar
Editorial Páginas de Espuma, Madrid, 2012, 493 páginas.


   Henry James no solo es el gran narrador de la gente bien norteamericana -“estaba enamorado de balaustradas de mármol”, escribe sobre sus lindas pequeñas historias T. S. Eliot-, sino que fue así mismo un gran ensayista. En su faceta como narrador, novelas suyas como Las bostonianas, Otra vuelta de tuerca o Daisy Miller vertebran dos siglos con una mente tan refinada y un análisis psicológico de sus personajes  tan profundo, que toda explicación material sobre el status material, por ejemplo de sus protagonistas, carece de sentido.
   Pero, como acabo de decir, la sofisticación formal no le impidió al escritor nacido en Nueva York en 1843, aunque pasó la mayor parte su vida en Europa, trabajar desde el otro lado del espejo y elaborar desde ese envés textos críticos o simplemente divulgativos sobre algunos narradores anglosajones, italiano o franceses, analizando sus obras con un excelente ojo crítico.   Henry James leyó atentamente y como personal aprendizaje a sus coetáneos y sobre sus obras tomó notas para descifrar la esencia del arte de la narración. Fruto de todo ello es este volumen Notes on novelists with some other notes, publicado originalmente en 1914 y traducido ahora al español por Páginas de Espuma. La obra, que en su tiempo provocó una gran polémica, nos permite acercarnos ahora y captar  la perspicacia crítica del novelista anglosajón, un verdadero paradigma de la perfecta simbiosis entre crítica y ficción, ejercida por el mismo creador.
   La sutil penetración con la que Henry James lee a sus contemporáneos, la podemos observar nada más abrir el libro, en el texto dedicado a Robert Louis Stevenson, gran amigo de H. James y al que admiraba profundamente. En dos o tres párrafos define al escritor y al personaje de una forma insuperable, hasta tal punto que podríamos quedarnos solamente con ese inicial bosquejo para reconocer al autor de La isla del tesoro.
   Con similar profundidad en su calado se acerca a los grandes maestros de la novela decimonónica: Émile Zola y su naturalismo sin fronteras; Gustave Flaubert, un inmenso autor al que, sin embargo el puritanismo sexual de Henry James (un escritor que jamás alude al sexo) nos presenta entre reproches de obras frustradas, aunque termine definiéndole como “el novelista del novelista” en un tiempo en el que todos somos novelistas ( página 122).
   Analiza a continuación a Balzac, a George Sand, esa mujer cuya escritura ha sido tan denostada por su rebosante sentimentalismo,  a la que, sin embargo Henry James  analiza con mirada certera, situando perfectamente la esencia de su arte. Algo semejante ocurre con Gabriele D’Annuncio, autor en el que Henry James personifica la figura del genio: aquellos escritores cuyo estilo y cuya fuerza surgen a borbotones desde las profundidades de su ser. Escritores que inician su andadura tocados por la gracia y no impulsados por el afán.
   Se cierra el volumen con un escrito polémico en su tiempo, “La nueva novela” y con otros ensayos menores como el dedicado a Dumas hijo, a  Charles Eliot Norton y un estudio critico de la novela gótica El anillo y el libro de Browning.
   En definitiva, un volumen imprescindible de uno de los iniciadores de la crítica literaria anglosajona y  lúcido escritor, que nos permite conocer a la vez las relaciones entre la obra crítica y la ficción.

Francisco Martínez Bouzas




Henry James

Fragmentos


ROBERT LOUS STEVENSON


“Robert Louis Stevenson tuvo la inmensa suerte de crear, en mayor medida que cualquier hombre de su oficio en nuestros días, un corpus de lectores inspirados por unos sentimientos que nosotros, mayoritariamente, ponemos sólo al servicio de aquellos a los que profesamos un afecto personal. No hay nadie, podemos afirmar con total seguridad, de cuantos conocieron al hombre, que no fuese también devoto del escritor, confirmándose así una regla general (si es que existe tal cosa) que nos ofrece muchas excepciones; pero como es natural y no necesariamente inconveniente, no todos los devotos del escritor tuvieron la posibilidad de llegar hasta el hombre. La cuestión fue que, de algún modo, el hombre sí llegó hasta ellos y leerle –me refiero a leerle en toda la magnitud de sus atractivo- llegó a significar para mucha gente casi tanto como conocerle en persona.”

…..

GABRIELLE  D’ANNUNZIO

“Arroja Una luz sobre la conciencia estética de nuestra época mucho más directa e inevitable de la que se ha alcanzado, según yo lo veo, en otro ámbitos; y hay más de un misterio que él, si se le pregunta con acierto, puede ayudarnos a esclarecer y –por lo que me parece- más de una explicación que él puede dar a nuestras desventuras. Comienza su andadura con la enorme ventaja de estar tocado por la gracia, y no impulsado por el afán, y de hacer brillar la llama llevado por un lema que no es ni el sudor de su frente ni la aspiración de su cultura.”

(Henry James, Novelistas, páginas 9, 272

jueves, 14 de febrero de 2013

"TUYA", CUANDO EL SEXO SE CONVIERTE EN DROGA


Tuya
Cecilia Guiter
Ediciones Temas de Hoy,  Madrid, 2013, 319 páginas.


   No cabe duda de que la trilogía de E. L. James, Cincuenta sombras de Grey, ha marcado un antes y un después en el ámbito de la literatura erótica, al menos en cuanto a ventas se refiere. Desarrollada a partir de la “fanfiction”, el 1 de agosto del pasado año Amazon anunciaba que había vendido más copias que de  la serie completa de Harry Poter. Es que la descripción revalorizada de los placeres carnales que vuelve a la carne deseable, como un juego placentero, ha estado asociada a la cultura y a la sociedad, y en definitiva a los seres humanos, desde siempre y a pesar de las censuras. Lo sigue y lo seguirá estando. Con la llegada de Internet se han facilitado las cosas y la literatura erótica, aunque de forma transversal, ha alcanzado un gran incremento. El anonimato y la facilidad para crear sitios web están facilitando su difusión.
   Cecilia Guiter, otro fruto del taller literario de Clara Obligado, debuta en la narrativa de formato largo con esta novela, Tuya, un texto con una profunda carga erótica, pero no solo eso, editada en Temas de Hoy.
   La autora en efecto enhebra una novela de alta pulsión erótica, pero no exenta de trama argumental, con un buen desarrollo narrativo, fácil de leer, y sobre todo siendo su texto un fiel reflejo de los hábitos de nuestros días en materia sexual y un testimonio de hasta qué  punto puede llegar la sumisión. Novela de sexo explícito, con múltiples escenas de alto contenido erótico. Pero quizás el componente sexual es lo menos importante en este debut narrativo de Cecilia Guiter.
   La novela nos traslada la historia de Dakota Udaz, una mujer divorciada que a sus treinta y siete años ha desarrollado en plenitud su faceta profesional, ha adquirida un gran status  en la empresa en la que trabaja, cuenta con buenas amigas, pero su trabajo empieza a absorberla tan sutilmente que, sin siquiera percatarse, comienza a tener sueños húmedos. Buena estudiante, exitosa, todavía es joven, se siente una persona completa, libre y feliz, aunque no tiene vida sexual. Pero de pronto toma una decisión: buscarse un amante. Sus amigas la aconsejan ir directamente a un portal de ligues por Internet. Lo que busca es acostarse con un hombre sin implicarse emocionalmente. Lo halla en el primer intento y aquí comienza una impensable historia de sumisión, que convierte en un título muy apropiado  el que la autora ha elegido para rotular su novela. La protagonista se verá sometida a experiencias sexuales extremas, a emociones nuevas en una mezcla ambivalente de sentimiento y deseo.
   Todo ello hace que surja espontánea la reflexión y la pregunta que inquietará sin duda al lector: ¿hasta dónde llega el poder del deseo? Ese deseo sexual convertido en  absoluto acatamiento, que es capaz de arrastrar a una mujer madura, culta, educada “maternalmente de Corte Clásico”,  a soportar situaciones límites como que terceros la hagan suya, atada, exhibida, prostituida simplemente porque  todo eso pone cachondo al “maravilloso” hombre que encontró en Internet, un adicto que ha convertido el sexo en el epicentro de su vida. La relación tóxica y obsesiva termina como tenía que acabar: en la incertidumbre y en las puertas de la tragedia.
   Novela de protagonismo femenino. Son mujeres las que con éxito manejan una empresa, las que toman iniciativas, las dueñas de sus cuerpos y de sus deseos, las que, a conciencia, se convierten en Gatas Salvajes, las que rompen con los tabúes sexuales y afrontan sus consecuencias. Si hay un apelativo que en justicia les corresponda a los varones de esta novela, éste, con la excepción del amigo Nick, es el de “escapismo”.
   Una vez más con el digno debut en la narrativa de formato largo de Cecilia Guiter, la literatura recrea con su juego interminable y  a veces insensato de palabras, una historia erótica, con el acicate  de intrigantes preguntas que sin duda desasosegarán al lector mucho más que los escenarios sexuales y el sexo explícito del que está repleto esta novela.

Francisco Martínez Bouzas



Cecilia Guiter

Fragmentos

“Esta noche, Dakota ha tenido otro sueño húmedo. Medio dormida, sin abrir los ojos aún, trata de capturar las imágenes evanescentes. Entonces lo evoca: un hombre entra en su cuarto y avanza hacia ella. Está desnudo de cintura para arriba y muestra un torso grande, con bastante vello, brazos musculosos y un tatuaje tribal en el izquierdo. Su cara tiene los rasgos difuminados. Se desprende de los pantalones. De pronto está junto a su lecho La ley de la gravedad y el tiempo son diferentes, con una cualidad sensual. La mira. Ve la huella de su cuerpo bajo la sábana de un blanco nacarado. Alza la mano y retira la sábana despacio, haciéndole notar la tela por su piel. Se sube encima de ella a horcajadas. Ambos están desnudos y ella desea recibirlo. Sujetándola por las muñecas, la penetra con una mirada neutra. Dakota ve una fisonomía sin rasgos y aún así se estremece.”

…..

“Sueña  que Eliseo aparece en su cuarto. Trae unas cuerdas. Con lentitud, ata un extremo a su muñeca y el otro al dosel de la cama. De repente ella está atada de pies y manos. Desliza su lengua por un pie, tomándose su tiempo, subiendo por la rodilla. Se detiene. Sube por el muslo, rozando una zona peligrosa, esquivándola, alcanza el ombligo y termina besándole un pecho, el otro. Ella, impotente, liberando un placer puro, espera retorcida de deseo. Él la besa con los labios y vuelve a bajar. Se centra en la piel de la ingle y no llega nunca…, hasta que por fin alcanza el sitio que busca, y cuando bebe de ella estalla su orgasmo. Se despierta luchando por respirar, con la sábana mojada, pegada a su contorno, completamente trastornada”

(Cecilia Guiter, Tuya, páginas 9, 138)

domingo, 10 de febrero de 2013

"LA CONJURA DE LOS NECIOS", LA FARSA ESTRUENDOSA DE IGNATIUS REILLY


La conjura de los necios
John Kennedy Toole
Traducción de J. M. Álvarez Flórez y Ángela Pérez
Editorial Anagrama, Colección “Otra vuelta de tuerca, 2013, 389 páginas.


   En este libro, se nos dice en la presentación editorial, todo es extraordinario, empezando por su historia. Es, sin duda una de las obras maestras de la literatura norteamericana, de la segunda mitad del siglo XX. Pero el rechazo de las editoriales a publicarla, hizo que su autor John Kennedy Toole (1937-1969) se suicidase e los treinta y dos años. Sin embargo, su madre que creía ciegamente en el valor literario de la novela, lo siguió intentando infatigablemente. No lo consiguió hasta 1980 en una pequeña editorial universitaria de Louisiana, lo que no prometía gran cosa de cara a una consagración literaria. Sin embargo, A Confederacy of Dunces fue considerada en pocos meses una divertida tragicomedia épica, alcanzó un gran éxito de ventas y, al año siguiente, se alzó con el Premio Pulitzer y con el entusiasta fervor de la crítica. En España el libro ha corrido una suerte similar: editado por primera vez por Anagrama en “Panorama de narrativas” (1982); editado de nuevo diez años más tarde por el mismo sello editorial en “Compactos”. En febrero de este año aparece la primera edición en la colección “Otra vuelta de tuerca”.
   El primer lector de la novela de Kennedy Toole fue Walker Percy que por compromiso hacia la madre del autor se vio obligado a examinar el manuscrito en papel carbón, apenas legible. Y lo leyó con la incredulidad de haber hallado un buenísimo producto literario. Pero la tragedia que encierra este libro (el suicidio de J. K. Toole a los treinta y dos años) contrasta frontalmente con la farsa grotesca, estruendosa, moldeada sobre un fondo trágico, que encierra la trama picaresca de este libro y, sobre todo, con la figura de su personaje central, Ignatius Reilly, uno de los grandes antihéroes  de la narrativa de todos los tiempos, comparable a un “Don Quijote adiposo y a Tomás de Aquino perverso”, como escribe el prologuista, W. Percy. Por eso mismo, este tipo raro que se consideraba a si mismo como Boecio, pero es en realidad un ser excéntrico, extemporáneo e inadaptado, convierte sus peripecias en el punto de mira de John Kennedy. Toole, quizá la caricatura o espejo interior de su propio yo.
   Con todo, no resulta fácil describir en pocas palabras la trama de La conjura de los necios, sin spoilerizar el argumento,  porque el libro es a la vez comedia, tragedia, ensayo y un verdadero drama. El hilo argumental se sustenta, como he dicho en la figura de Ignatius J. Reilly que, en la Nueva Orleans de los años 60, vive situaciones cotidianas disparatadas. Él mismo cae mal desde la primera página, de lo que es consciente echándole la culpa a la forma descuidada en que probablemente eyaculó su padre. Vive a costa de su madre y se imagina que está luchando por un mundo mejor. Con tal fin escribe cuaderno tras cuaderno garabateados desde la cama, en los que transcribe su rara y vetusta visión del mundo. Un accidente automovilístico  le obligará  a deambular por las calles de Nueva Orleans en busca de trabajo y de este modo comienza a transformarse en el caleidoscopio  que refleja una sociedad plagada de personajes esperpénticos  que con la misma fuerza provocan  tanto la hilaridad como la impotencia. Incluso con su novia Myrna, una revolucionaria universitaria que cree que lo que Ignatius necesita es sexo, mantiene una relación anti-convencional, rayana al surrealismo.
   La conjura de los necios es una acidísima, mordaz y grotesca crítica de la sociedad desde la mente de un inadaptado que cree hallar en la Edad Media el paradigma de la perfección moral y en Batman la transcendencia de la sociedad abismal. Desfile de personajes secundarios, verdaderos frikis, en el lenguaje de hoy. Caricatura grotesca y satírica de todo quisque (“Esta  ciudad es famosa por sus jugadores, prostitutas, exhibicionistas, anticristos, alcohólicos, sodomitas, drogadictos, fetichistas, onanistas, pornógrafos, estafadores, mujerzuelas…gente que tira la basura a la calle, por sus lesbianas…, gentes todas que viven en la impunidad mediante sobornos” ( página 17). Agrio retrato así mismo de los jefes corruptos, por lo que la lectura de esta obra maestra, “que no trata realmente de nada y  a la vez trata de todo”, nunca dejará de ser actual. Muy recomendable pues para ser leída no solo en el Barrio Francés de Nueva Orleans, sino también en un país como el nuestro y en un tiempo como el de nuestros días, poco propicio para leer De Consolatione Philosophiae de Boecio, cuya  estructura reproduce John Kennedy Toole, pero asombrosamente resignado con la corrupción que también se refleja en el libro. O eso parece.

Francisco Martínez Bouzas




Johon Kennedy Toole

Fragmentos

Una gorra de cazador verde apretaba la cima de una cabeza que era como un globo carnoso. Las orejeras verdes, llenas de unas grandes orejas, sobresalían a ambos lados como señales de giro que indicasen dos direcciones a la vez. Los labios, gordos y bembones, brotaban protuberantes bajo el tupido bigote negro y se hundían en sus comisuras, en los plieguecitos llenos de reproche y de restos de patatas fritas. En la sombra, bajo la visera verde de la gorra, los altaneros ojos azules y amarillos de Ignatius J. Reilly miraban a las demás personas que esperaban bajo el reloj junto a los grandes almacenes D. H .Holmes, estudiando a la multitud en busca de signos de mal gusto en el vestir.”

…..

“Descubro, estimado lector, que he ido habituándome al agitado ritmo de la vida oficinesca, adaptación de la que no me creía capaz. No hay duda, desde luego, de que en mi breve carrera en Levy Pants Sociedad Limitada, he logrado introducir varias innovaciones prácticas y eficientes. Los lectores que sean también trabajadores administrativos y estén leyendo este penetrante diario en el descanso del café, o en otra circunstancia similar, deberían tomar buena nota de una o de dos de mis innovaciones. Dirijo también estos comentarios a los funcionarios y a los ricachos en general.
He dado en llegar a la oficina una hora más tarde de lo que allí se me espera. En consecuencia, me encuentro muchísimo más reposado y fresco cuando llego, y evito esa primera hora lúgubre de la jornada laboral en la que los sentidos y el cuerpo entorpecidos aún por el sueño convierten cualquier tarea en una penitencia. Considero que, al llegar más tarde, mejora notablemente la calidad del trabajo que realizo.”

…..

“-Mi personalidad tiene muchas facetas.
-Me asombras. -El joven miró detenidamente el atuendo de Ignatius-. Pensar que te dejan andar suelto por ahí. En cierto modo, te respeto.
-Muchísimas gracias. -El tono de Ignatius era suave, complacido-. La mayoría de los necios no entienden mi visión del mundo en absoluto.
-Me lo imagino, me lo imagino.
-Sospecho que bajo tu fachadas ofensiva y vulgarmente afeminada puede haber una especie de alma. ¿Has leído suficientemente a Boecio?
-¿A quién? Oh, Dios mío, no. Yo no leo siquiera los periódicos.
-Entonces debes iniciar inmediatamente un programa relecturas, para que puedas llegar a comprender la crisis de nuestra época –dijo solemnemente Ignatius-. Empezaremos con los últimos romanos, incluido Boecio, claro. Luego profundizaremos extensamente en la Alta Edad Media. Podrás dejar a un lado el Renacimiento y la Ilustración. Todo eso es más que nada propaganda peligrosa. Ahora que lo pienso, será mejor que saltes también a los románticos y a los victorianos. En cuanto al período contemporáneo, deberías estudiar algunos cómics seleccionados.
-Eres fantástico.
-Te recomiendo especialmente Batman, porque tiende a trascender la sociedad abismal en que se encuentra.  Su moral es bastante rigurosa, además. Le respeto muchísimo.”

(John Kennedy Toole, La conjura de los necios, páginas 15, 107-108, 258-259)


miércoles, 6 de febrero de 2013

"SISTER CARRIE", LA GRAN NOVELA DEL NATURALISMO NORTEAMERICANO


Nuestra Carrie
Theodore Dreiser
Tradución de Celia Montolío
Alba Editorial, Barcelona, 581 páginas
(LIBROS DE FONDO)


   Theodore Dreiser (1871-1945) es el gran representante del naturalismo en la literatura norteamericana. Sister Carrie supuso su inicio en la literatura (año 1900), aunque no fue editada de forma plenamente original hasta 1981. Ninguna de las lenguas peninsulares tradujo esta formidable novela hasta 2002. En efecto con casi un siglo de retraso la traducción de Alba Editorial nos permite leer en español este clásico del naturalismo. Prácticamente ausente de los manuales literarios de nuestro país, Theodore Dreiser está, sin embargo, considerado como una de las grandes figuras de la así llamada escuela naturalista.
   Periodista y crítico musical, su carrera se inició como ya señalé en 1900 con Sister Carrie. Publicada de muy mal grado por su editor (Hermanos Harper) que la consideraba inmoral, Sister Carrie fue retirada de las librerías debido  a las virulentas protestas del público que veía en la novela obscenidades debido al tratamiento realista de los temas sexuales. Al publicar su segunda novela, Jenny Gerhardt en 1911, su obra obtuvo  apoyos  influyentes, entre ellos los de los escritores británicos, H. G. Well  y Hugh Seymour y desde entonces Dreiser pudo dedicarse por entero a la literatura. Pero sus obras siguieron provocando encendidas controversias, lo mismo que su persona, ya que se hizo miembro del Partido Comunista  de Estados Unidos, visitó la unión Soviética y en el libro Una mirada de Dreiser a Rusia (1928), ofrece una visión muy favorable de este país.
   Nuestra Carrie -así es el título con el que aparece en la traducción española- está basada en la vida de la propia hermana de Dreiser, Emma, asidua practicante par aquel tiempo de transgresiones morales. En su propia vida y en sus escritos, Theodore Dreiser se guió siempre por el principio de que el primordial apetito del ser humano es la sexualidad, capaz muchas veces de mover montañas. Nuestra Carrie fue rechazada, como he dicho hace más de un siglo. Sin embargo los elogios  de Sinclair Lewis (“Sister Carrie es la primera novela libre de la influencia literaria inglesa”) y el paso de los años hicieron que fuese valorada como la gran novela naturalista norteamericana.
   Con un estilo de cadencia lenta y demorada y prestando gran atención a los minúsculos detalles, pero con gran rigor constructivo, Theodore Dreiser describe la completa carrera de su heroína que, bajo el nombre de Caroline Meeber, abandona su aldea natal y llegará a asombrar con el nuevo de Carrie Madenda a los espectadores de los teatros de Brodway. Dos ciudades soñadas, Chicago y Nueva York, que habían conocido miserias y fastuosidades, se acabarán rindiendo ante Carrie. E igualmente dos hombres se convertirán en marionetas de los deseos de Carrie Madenda. Porque en esta primera obra, libre del influjo literario inglés y sobre todo de la moral victoriana, se defiende que el ser humano, demasiado familiarizado con el lastre de fuerzas invisibles e inexplicables, no puede seguir dudando de que su mente se encuentra movida y empujada por cosas que ni piensan ni hablan. “No solamente en las aguas del mar influye la luna”, escribe el autor de esta magnífica pieza literaria que, a pesar del paso del tiempo, no envejece.

Francisco Martínez Bouzas


Theodore Dreiser


Fragmentos

“Cuando Caroline Meeber subió al tren de la tarde con rumbo a Chicago, sus avíos al completo consistían en un pequeño baúl, facturado en el vagón de equipajes; un barato maletín imitación piel de caimán con minucias varias para el aseo; un frugal almuerzo metido en una caja de cartón y un monedero de cuero amarillo que contenía su billete, un trozo de  papel con la dirección de su hermana en la calle Van Buren y un capital de cuatro dólares. Era agosto de 1889. Tenía dieciocho años y era una muchacha despierta y tímida, con todas las ilusiones de la ignorancia y de la juventud”

…..

Carrie nunca había albergado sentimientos hostiles a Hurstwood. Tan sólo un momento antes le había escuchado con cierta complacencia, recordando lo encariñada que había estado. Era tan apuesto, tan audaz…
Pero ahora había empezado a sentir rechazo, un rechazo que en vano iba aumentando y por un instante la dominó; poco después, mientras Hurstwood la estrechaba entre sus brazos, empezó a disminuir y fue otra parte de sí misma la que tomó la palabra. El hombre que la estaba estrechando contra su pecho era fuerte y apasionado, la amaba…y ella estaba sola. Si no acudía a él, si no aceptaba su amor, ¿adónde iba  air? Además, lo físico también tiene sus exigencias. Su resistencia empezaba a disolverse en el torrente de pasión de Hurstwood”

(Theodore Dreiser, Nuestra Carrie, páginas 11, 344)

lunes, 4 de febrero de 2013

"EL GUARDIÁN INVISIBLE", UN BEST SELLER CON CALIDAD LITERARIA


El guardían invisible
Dolores Redondo
Ediciones Destino, Colección Áncora y Delfín, Barcelona, 2013, 435 páginas.


    Hay  libros que nacen estrellados y otros siguiendo de sopetón  el rastro de la estrella del éxito. Así ocurre con este fenómeno editorial, El guardián invisible de Dolores Redondo que, en menos de dos semanas, ha alcanzado la categoría de super-ventas. En efecto, el primer volumen de la Trilogia del Baztán fue publicado simultáneamente a mediados de enero del presente año en todas las lenguas peninsulares y la programación de su traducción y edición  en otros idiomas es imparable: al italiano en febrero, en marzo al francés y al holandés, en junio al alemán y portugués de Brasil. Al checo y al inglés a lo largo de 2013. Y la previsión para 2014: al turco, noruego…No cabe duda de que estamos ante la “fabricación” de un best seller, solo comparable en España con La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón, El tiempo entre costuras de María Dueñas o alguna de las novelas de Arturo Pérez Reverte. Un best seller no originado directamente por el boca a boca, sino a través de una operación de marketing perfectamente programada que elige dos subgéneros específicos muy atractivos para el público lector: el detectivesco con fuertes dosis de mitología y supersticiones.
   En ciertos ámbitos de la crítica se suele cuestionar la calidad de este tipo de obras de consumo masivo, considerándolas literatura marginal, ese subcampos literario de la gran producción que diría Pierre Bourdieu, que goza de escasa autonomía, se guía por el beneficio económico y posee exiguo valor simbólico. Pero como en literatura no existe ningún tipo de determinismo, cabe preguntarse si esta segunda novela de la autora vasca, de ascendencia gallega, pertenece al subcampos de la gran producción o al de la producción restringida. O dicho con palabras llanas: si es una obra de posible consumo masivo que “deja sin aliento a quien la lee” como afirma la presentación de la edición gallega, precisamente por su calidad literaria, o es en cambio literatura marginal de fácil y gratificante lectura pero nada más.
   La novela de Dolores Redondo reúne todas las fórmulas e ingredientes para impactar al lector: una historia de crímenes ubicada en un escenario  excepcional: el corazón del País Vasco, en los márgenes del río Baztán, un valle navarro asido por leyendas y antiguos mitos que desempeñan un importante papel en la trama novelesca. Un espacio mítico, en efecto, porque el valle del Baztán es un lugar repleto de bosques impenetrables con dólmenes salpicando el paisaje, cuevas habitadas desde hace miles de años que remiten sin duda a una cultura druida, como sugiere la misma narradora o a leyendas de criaturas mágicas. Un escenario muy propicio para hacer surgir entre sus pobladores miedos ancestrales, incertidumbres acrecentadas por no pocos desastres que han castigado a sus habitantes a lo largo de los tiempos.
   Por eso mismo, como dice un personaje de la novela: “Hace cien años, ciento cincuenta a lo sumo, era raro encontrar a alguien que declarase no creer en las brujas, sorgiñas, belagiles, basajaun, tartalo  y, sobre todo, en Mari,  la diosa, genio, madre, la protectora de las cosechas y los ganados que a capricho hacía tronar el cielo y caer granizos que sumían al pueblo en la más terrible de las hambrunas” (página 108).
   En este espacio de mitos y leyendas aparecen los cadáveres de dos adolescentes en una macabra puesta en escena, con mutilaciones sexuales incluidas y con la impresión de la mitología del valle de Baztán. Todo hace sospechar en un asesino en serie. Se hace cargo de la investigación Amaia Salazar, inspectora de la Policía Foral de Navarra que vive angustiada por una maternidad que le dolía porque no acababa de llegar. Regresará así, para investigar los crímenes, a Elizondo, la capital del valle donde un terrible suceso, ocurrido en su niñez, la dejó traumatizada para siempre.
   La intriga que avanza al mismo ritmo con el que corren las páginas, hará que el lector sospeche que el autor del crimen es un basajaun, un ser mitológico, ese guardián invisible que habita en los bosques en los que actúa como entidad protectora. Pero la investigación se va complicando, quedando envuelta en la nebulosa familiar de la propia inspectora, dando lugar a un formidable e inesperado complot.
   Así pues, un thriller que amalgama hábilmente el suspense de una investigación policial con la magia de los mitos vasco-navarros, las ajustadas descripciones de las pruebas forenses y, sobre todo, una asfixiante atmósfera de leyendas suturada al pequeño universo de una naturaleza exuberante en el valle de Baztán.
Caserío del  valle del río Baztán
   Destaco en el haber de la novela, ante todo la intriga, perfectamente planteada y enriquecida por los constantes giros y las analepsis  que, insertadas en el relato primario, nos revelan el doliente pasado de la protagonista y sus personales fantasmas. La ambientación del suspense suturado a la mitología que lo hace original. La combinación de lo racional e irracional, de lo real y lo fantástico. Un ritmo narrativo vibrante, con aceleraciones y oportunos momentos de pausa. Un lenguaje rico y potente, sobre todo en las descripciones de la naturaleza que sin embargo no ahogan la trama. Una lengua muy actual y sin tapujos a la hora de hablarnos de las prácticas y hábitos de algunos jóvenes de hoy (sexo cañero, alcohol, drogas…). La exploración de la complejidad  de los vínculos familiares con su parte emocional que cobra en la novela tanta importancia como el mismo desenlace de la investigación policial. La fiel radiografía de la actual sociedad con los cambios sociales y éticos experimentados en los últimos tiempos, así como las lacras que siguen vivas o han renacido con fuerza (machismo, precariedad laboral…) hasta el punto de formar parte de nuestra cotidianeidad.
   Quizás lo menos logrado de la novela sea la construcción de personajes que no evolucionan demasiado a lo largo del relato, procedimiento frecuente en el género policíaco. La novela refleja correctamente el rol que ha adquirido  la mujer en la sociedad actual. Pero en los pensamientos de ese poderoso personaje femenino que asume el papel del héroe y es una mujer de nuestro tiempo, sobran ciertas reflexiones sobre la maternidad como la realización máxima de la mujer.
   Todo ello son alicientes suficientes para considerar esta primera novela de la Trilogía del Baztán, que parece ser que ya está medio escrita, como un best seller que puede ser inscrito en la buena literatura. La condición de best seller es una circunstancia paraliteraria que esperemos que no haga que Dolores Redondo se desborde como seguramente lo hace el río Baztán en estas fechas.

Francisco Martínez Bouzas




Dolores Redondo ante el río Baztán


Fragmentos

“El cementerio estaba repleto de vecinos que habían abandonado sus faenas y hasta cerrado su negocio para asistir al sepelio. El rumor de que podría no ser la primera chica que moría asesinada por el mismo criminal comenzaba a afianzarse entre la gente. Durante el funeral, que había tenido lugar apenas dos horas antes en la parroquia de Santiago, el sacerdote había insinuado en el sermón que el mal parecía estar acechando en el valle; y durante el responso, frente a la tumba abierta en el suelo, el clima era tenso y ominoso, como si sobre las cabezas de los presentes se cerniera una maldición de la que no podrían escapar.”

…..

“No era raro en medio de este bosque aceptar la existencia de las criaturas mágicas que conformaron el pasado de las gentes de aquella región. Todos los bosques son poderosos, algunos son temibles por profundos, por misteriosos, otros por oscuros y siniestros. El bosque de Baztán es hechizante, con una belleza serena y ancestral que evoca sin buscarlo su parte más humana, la parte más etérea e infantil, esa que cree en las maravillosas hadas con pies de pato que vivían en el bosque (…)
Amaia sentía en aquel bosque presencias tan palpables que resultaba fácil aceptar una cultura druida, un poder del árbol por encima del hombre, y evocar el tiempo en que en aquellos lugares y en todo el valle la comunión entre seres mágicos y humanos fue religión.”

…..

“El perfil criminológico del basajaun resultaba sobrecogedor por la evidencia de su comportamiento casi de manual. Amaia recordaba su estancia en el curso sobre perfiles criminales con el FBI y que allí aprendió, entre otras cosas que la parafernalia psicosexual que muchos asesinos en serie montaban en torno al cadáver indicaba su deseo de personalizarlos para establecer un vínculo entre ellos y sus víctimas que de otro modo no existiría, Había lógica en sus actos, no se evidenciaba trastorno mental alguno. Los crímenes estaban perfectamente planificados y premeditados, hasta tal punto de que el asesino era capaz de reproducir una y otra vez el mismo crimen en diferentes víctimas.”

(Dolores Redondo, El guardián invisible, páginas 45, 91-92, 211-212)

sábado, 2 de febrero de 2013

"EL GATO", LA SÓRDIDA COTIDIANEIDAD DE UNA PAREJA


El gato
Georges Simenon
Traducción de José Ramón Monreal
Acantilado, Barcelona 2012, 174 páginas.

   

   La obra de Georges Simenon (Lieja 1903-Lausana 1989) ha sido hasta el momento la gran aportación de Bélgica a las letras francesas. Georges Simenon, un creador incansable bajo múltiples sinónimos de novelas de consumo rápido protagonizadas por el somisario Maigret, que incluso llegaron a despertar la admiración de André Gide, Walter Benjamin, Faulkner o García Márquez. En 1972 Maigret y el señor Charles clausuraría la serie del comisario Maigret que en unos cuarenta años había protagonizado más de cien aventuras. Pero las grandes dotes de observador de Simenon, su sensibilidad dolorida, a flor de piel, sus tonos frecuentemente fatalistas y su prosa altamente eficaz se proyectaron en libros de memorias y textos de distinta naturaleza que lo elevarían a la categoría de “pequeño Balzac de consumo masivo”.
   Uno de esos relatos, ajenos a ese tipo gris que es el comisario Maigret, mas no a la gente corrientes que encarna todas las debilidades humanas y “lucha por sobrevivir en territorio hostil” (Héctor J. Porto), es esta historia publicada por Simenon en 1966, con el rótulo de Le chat y que ahora traduce para Acantilado José Ramón Monreal. El gato es una de esas novelas que Simenon definía como “romans durs”, novelas duras, desabridas, pesimistas, pero que según muchos críticos son las mejores del escritor belga, porque en ellas sus protagonistas son capaces de evadirse de ese investigador gris, nacido y educado en provincias, que sueña con ser “reparador de destinos”. Son novelas de gente corriente en las que el crimen puede hacer acto de presencia o estar ausente, como ocurre en El gato, pero no el odio, alimentado sin ningún tipo de máscaras por sus protagonistas.
   Esta es una breve sinopsis de esta novela de desamor que intentaré presentar sin “spoilerizar” su contenido. El gato es una novela sobre el limbo (parece que ya no lo hay), el purgatorio y el infierno de una pareja de ancianos que envejecen, arropados no por la ternura del uno hacia el otro, sino empapados de odio y sin cesar de hacerse mutuamente maldades. Son Émile y Marguerite, ambos viudos, de desigual nivel social, cultural y económico, que contraen matrimonio sin saber lo que es el amor, sino como garantía de una vejez en compañía y de un servicio de reparaciones domésticas gratuito en los pensamientos de ella. Ambos aportan al matrimonio una mascota: Émile, su gato, Marguerite, su loro. Tales mascotas son convertidas por Simenon en los destinatarios de los odios, maldades, burlas sutiles y diabólicas con las que cada miembro de la pareja quiere herir al otro.
   Simenon inicia  la historia cuando Émile y Marguerite ya llevan ocho años casados. Si en el inicio de su convivencia no se tuteaban, ahora ya llevan una eternidad sin dirigirse la palabra, comunicándose por medio de notas escritas en un papel. La avaricia, frialdad y puritanismo de ella provocará que él busque consuelo en los escarceos eróticos con la tabernera Nelly y en las añoranzas de su primera mujer. Pero ese odio que a la vez les ahoga y los une, terminará por destruirlos.
  Novela sobre la mezquindad que en la pluma de Simenon parece formar parte del ser humano. Y como en las novelas en las que no interviene el comisario Maigret, la pluma de Simenon extrae de sus manantiales una fabulación de sombríos personajes, respetables aparentemente, envueltos por atmósferas con una alta densidad de agobio y de hipocresía.
   Con estilo seco y conciso, Simenon construye una estructura novelesca original en la que las analepsis y prolepsis  no retardan la acción, sino que sirven para permitirnos conocer los antecedentes de estos dos seres humanos, víctimas del desamor y crear así mismo un clima de tensión y suspense, basado en los deseos más perversos que el lector descubre ya en el primer capítulo.

Francisco Martínez Bouzas





Georges Simenon

Fragmentos

“A Marguerite y a él les había costado lo suyo llegar a tutearse. Él tenía sesenta y cinco años cuando se había casado en segundas nupcias, ella sesenta y tres. Se mostraban torpes el uno frente al otro, más intimidados que unos jóvenes enamorados.
Pero ¿estaban enamorados de verdad.”

…..

“Cuando iban al cine, cada uno se pagaba su entrada.
-Es más justo…
Cuando comía lo espiaba, adoptando una expresión de asco cada vez que él, por ejemplo, usaba una cerilla como mondadientes. Con frases en apariencia banales, con miradas insistentes, no perdía ocasión de subrayar sus modales vulgares.
Todo en él la hería. No sólo el gato que cada noche dormía contra sus piernas.
-Mi primer marido tenía la piel del cuerpo lisa como la de una mujer…-había dicho un día que él daba vueltas por la habitación con el torso desnudo.
Ello equivalía a decir que los pelos negros e hirsutos de que él estaba cubierto le repugnaban.”

…..

“Varias veces, en aquel período, él estuvo a punto de hablarle, de decirle cualquier cosa, palabras de consuelo. Sabía que era tarde, que no podían volver atrás.
Algunas mañanas, después de una noche en blanco, volvía a mostrarse agresiva. Un día, ansioso por asistir al avance de las obras de enfrente, que ahora seguía ya con interés, no se había duchado. Y más tarde, encontró un mensaje encima del piano:
HARÍAS BIEN EN LAVARTE.
HUELES MAL
Ninguno de los dos era capaz de deponer las armas. Aquello se había convertido en su vida. Mandarse notitas envenenadas era para ellos natural y necesario como para otros intercambiarse besos y gentilezas”

(Georges Simenon, El gato, páginas 30, 70-71, 164-165)