jueves, 4 de junio de 2015

"1989": ENTRE LA NOSTALGIA Y LA IRONÍA



1989. Alegoría
Xabier López López
Ilustraciones de José Ángel F. Colón
Editorial Adeshoras, Madrid, 2015, 134 páginas

   Con el subtítulo de Alegoría  y 1989 como rótulo principal apareció publicada en gallego en el año 2013 esta novela de Xabier López López (Bergondo, A Coruña, 1974). En estas fechas, con traducción del mismo autor, la edita en español la madrileña Editorial Adeshoras. Xabier López López es hoy en día una figura plenamente consolidada de la narrativa gallega, tanto en el subgénero novelístico como en el del relato breve y en la literatura juvenil e infantil. Varias de su obras mayores han sido traducidas en los últimos años al español y a otras lenguas. Xabier López López se maneja con igual soltura en la novelística  de formato largo, de gran calado temático y argumental, como en las distancias cortas del relato y la novela breve. Como botón de muestra, esta “novelita” de poco más de cien páginas, 1989, para su creador más “tragicomedia” que “alegoría” que figura en el subtítulo tanto de la edición gallega como de la castellana.
   El tema de fondo o núcleo de la historia de la novela es sin duda la evocación de una época que viene marcada por el mismo título: 1989. Recuperación del aire que a finales de los 80 se respiraba en una villa gallega, O Vilar, una localidad marinera inventada, pero que puede ser trasunto literario de dos villas coruñesas: Bergondo y Betanzos. El desencadenante de la trama fue un rumor que a finales de los años 80 se extendió por Bergondo, localidad de larga tradición joyera: que llegaba un importante hombre de negocios japonés con la intención de invertir en los negocios de joyería tan presentes en el municipio coruñés. Aquel rumor quedó  grabado en los recuerdos de Xabier López López, en aquel momento adolescente de catorce años, hasta el punto de sentir la necesidad de convertirlo, pasados los años, en materia literaria.
   Todo, en efecto, acontece en el marco escénico de O Vilar. La evocación convertida en narración por la boca de varios personajes, transcurre durante quince días en el mes de diciembre de 1989. El detonante que dispara el revuelo, las conversaciones y las más variadas y peregrinas interpretaciones, es la supuesta llegada a la villa de un japonés, un mandado que en nombre de sus jefazos, viene a hacer negocios: inversiones cuantiosas en la industria de la joyería o en la construcción de un polígono industrial.
   La agitación y las  expectativas que provoca el rumor de la hipotética visita, les llegan a los lectores a través del calidoscopio de cinco voces narrativas que lo hacen todas ellas en primera persona: un adolescente que abandona los estudios porque considera que es mucho más provechoso cobrar cada mes la “cifra bien bonita” de 30.000 pesetas, con la esperanza además de recibir mucho más al alcanzar su próxima mayoría de edad; la viuda de un marinero, dueña de un modesto hostal donde supuestamente se hospeda el japonés; un bibliotecario que conoce Japón a través de alguno de sus escritores, opina sobre ellos y también de Cela; un sindicalista muy escéptico con las ansiadas inversiones de los orientales; un vecino de O Vilar, entrado en años, paradigma del carcamal sexista y machista que solo piensa en comilonas y en putas. Estas cinco voces, verbalizando sus conjeturas sobre los motivos de la visita del extranjero, desde distintas perspectivas y experiencias, le trasladan al lector una visión poliédrica del micromundo de las Marinas coruñesas, de lo que acontecía en aquel fin de década de los 80: la crisis que se está cebando en el sector naval, las jubilaciones anticipadas de ASTANO, el afán generalizado de ganar dinero que primaba entre los jóvenes y adolescentes por encima de los estudios, el clientelismo y el caciquismo endémicos de Galicia…Y también los acontecimientos más llamativos del macromundo: la caída  del muro de Berlín y de Ceaucescu, la agonía del “socialismo real” en la URSS, las ideologías dominantes en el mundo capitalista…
   Con un ritmo ágil, una tonalidad humorística, a veces nostálgica y casi siempre irónica y “retranqueira” (el apelativo gallego es aquí muy apropiado), un lenguaje desenfadado que reproduce el habla de la calle y de la  propia idiosincrasia gallega, con los modismos de la lengua propia de Galicia correctamente traducidos al castellano, y alguna escena erótica perfectamente bordada, Xabier López López recupera de forma muy eficiente una época, todavía cercana en el tiempo. Y con cierta frecuencia deja caer algunas “cargas de profundidad” que siguen siendo altamente operativas para explotar en el momento presente, herencia o continuidad de aquel 1989.

Francisco Martínez Bouzas

                                                  
Xabier López López (Foto: Rafa Fariña)
Fragmentos

“Sí mujer, sí. Pero a ver: ¿qué sabemos en verdad de Japón y los japoneses? Hasta puede que allá las novias no se casen de blanco, sino de negro riguroso, casi de luto, tal como hacíamos nosotras antes de que el cine y las revistas ilustradas nos quisieran hacer ver lo muy equivocadas que estábamos. Y si hablo de bodas no es por capricho. Porque tan pronto como el señor Takuboku regresó del sastre no tuve otra que pensar en uno de esos días tan -¿Alocados? ¿Extraños? ¿Absurdos?- en los que una se compromete a pasar el resto de su vida con la persona con la que va a despertarse al día siguiente. Tosió. Así, como quien pide permiso o se disculpa. ¿Mi opinión? Pues que mi difunto, al que le gustaba ir siempre «como un pincel», no estaba tan elegante el día de nuestro casamiento. Claro que la boda en la que podría participar mi inquilino no iba a ser una boda como la nuestra, sino una de esas que se ven en las películas de ahora, la ceremonia al aire libre, bajo las palmeras, y ese mar iluminado por el sol de Hawai o Florida o California, brillando ahí atrás, a las espaldas del cura que no parece cura de tantas bromas como gasta con el micrófono…”.

…..

“Lo que yo te diga, rapaz: para los setenta. Y en todos estos años que me contemplan, cagoenlaleche, nunca, jamás en la vida  he visto bajar a un ángel del cielo, que eso es lo que parece, perdonando, el extranjero ese de los ojos así de esa manera. Hasta parece que nos vaya a hacer ricos, ¿qué no? ¡Tanto hablar de él, tanto hablar de el! Por lo pronto, no lo he visto invitando a una ronda en ningún sitio. Ni aquí, ni en ninguna otra mierda de taberna con permiso de la presente. Y yo ya sé como funcionan los extranjeros estos que tanto prometen. El noventa por ciento bla-bla-bla, mientras miran de trajinarse a alguna de nuestras mozas más echadas p’alante, y el diez por ciento restante, los que dicen que sí, que vienen dispuestos a hacer alguna cosa, cogen y dan la espantada al cabo de un tiempo de hincarnos el colmillo. Mirad si no el wólfram allá arriba en la montaña, ya en la parte de Pontevedra. ¿Recordais de lo que hablo? Sí, hombre, de la aldea esa de Fontao, en Vila de Cruces. Ya ha llovido, sí, no digo que no, pero que me corten los cojones, perdonando, si todavía no están los barracones en pie. ¡Quiá! Si hasta había cines. Y tabernas. E incluso casa de putas, cagoenlaleche y perdonando.”

(Xabier López López, 1989. Alegoría, páginas 55-56, 65-66)

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