domingo, 16 de octubre de 2016

"TODO ESTO TE DARÉ": UN PREMIO PLANETA AL REBUFO DE LA TRILOGÍA DEL BAZTÁN




   Todos los rumores y quinielas consideraban a Dolores Redondo ganadora del 65º Premio Planeta de Novela, el segundo  premio literario mejor dotado económicamente después del Nobel. A la convocatoria del Planeta 2016, se habían presentado 552 originales, de ellos 147 proceden de Latinoamérica, 18 de Estados Unidos, 12 de Europa, 2 de Asía, 68 de procedencia no especificada y 298 de España. Finalmente el Premio dotado con 601.000 euros fue para Dolores Redondo (Donostia-San Sebastián 1969) por la obra presentada bajo el rótulo falso Sol de Tebas que se titulará Todo esto te daré. Aunque la nueva novela no es la cuarta entrega de la Trilogía del Baztán, ni persigue  las aventuras de la policía foral protagonista de su trilogía, mantiene su mismo aire de familia: una novela detectivesca, cuyo tema de fondo es la codicia, según reveló la propia autora en la rueda de prensa posterior. Es así mismo una novela sobre la amistad “entre hombres adultos que se conocen y son capaces de superar prejuicios y trabas”. Todo esto te daré está ambientada en un escenario privilegiado: la Ribeira Sacra lucense. Una novela escrita al estilo de Agatha Christie, y espejo de una España que sobrevive a la modernidad.
   Sin negar el mérito de una novela que no he leído y que se convertirá sin duda en best-seller, no me cabe la menor duda de que ha sido premiada, en el día de ayer, tras la estela de los tres volúmenes de la Trilogía del Baztán (El guardián invisible, enero 2013, Legado en los huesos, noviembre 2013 y Ofrenda a la tormenta, 2014), editados conjuntamente en las cuatro lenguas del estado español, traducidos a más de quince idiomas y que solamente en las ediciones en español de Destino han vendido más de 700.000 ejemplares.
   En esta entrega recupero una parte de los comentarios que, en español o en gallego, publiqué en su día de las dos primeras novelas de la Trilogía del Baztán.

El guardían invisible
Dolores Redondo
Ediciones Destino, Colección Áncora y Delfín, Barcelona, 2013, 435 páginas.

    Hay  libros que nacen estrellados y otros siguiendo de sopetón  el rastro de la estrella del éxito. Así ocurre con este fenómeno editorial, El guardián invisible de Dolores Redondo que, en menos de dos semanas, alcanzó la categoría de super-ventas. En efecto, el primer volumen de la Trilogía del Baztán fue publicado simultáneamente a mediados de enero del año 2013 en todas las lenguas del estado español y la programación de su traducción y edición  en otros idiomas es imparable. No cabe duda de que estamos ante la “fabricación” de un best-seller, solo comparable en España con La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón, El tiempo entre costuras de María Dueñas o alguna de las novelas de Arturo Pérez Reverte. Un best-seller no originado directamente por el boca a boca, sino a través de una operación de marketing perfectamente programada que elige dos subgéneros específicos muy atractivos para el público lector: el detectivesco con fuertes dosis de mitología y supersticiones.
   En ciertos ámbitos de la crítica se suele cuestionar la calidad de este tipo de obras de consumo masivo, considerándolas literatura marginal, ese subcampo literario de la gran producción que diría Pierre Bourdieu, que goza de escasa autonomía, se guía por el beneficio económico y posee exiguo valor simbólico. Pero como en literatura no existe ningún tipo de determinismo, cabe preguntarse si esta segunda novela de la autora vasca, de ascendencia gallega, pertenece al subcampo de la gran producción o al de la producción restringida. O dicho con palabras llanas: si es una obra de posible consumo masivo que “deja sin aliento a quien la lee” como afirma la presentación de la edición gallega, precisamente por su calidad literaria, o es en cambio literatura marginal de fácil y gratificante lectura, pero nada más.
   La novela de Dolores Redondo reúne todas las fórmulas e ingredientes para impactar al lector: una historia de crímenes ubicada en un escenario  excepcional: el corazón del País Vasco, en los márgenes del río Baztán, un valle navarro asido por leyendas y antiguos mitos que desempeñan un importante papel en la trama novelesca. Un espacio mítico, en efecto, porque el valle del Baztán es un lugar repleto de bosques impenetrables con dólmenes salpicando el paisaje, cuevas habitadas desde hace miles de años que remiten sin duda a una cultura druida, como sugiere la misma narradora o a leyendas de criaturas mágicas. Un escenario muy propicio para hacer surgir entre sus pobladores miedos ancestrales, incertidumbres acrecentadas por no pocos desastres que han castigado a sus habitantes a lo largo de los tiempos.
   Por eso mismo, como dice un personaje de la novela: “Hace cien años, ciento cincuenta a lo sumo, era raro encontrar a alguien que declarase no creer en las brujas, sorgiñas, belagiles, basajaun, tarttalo  y, sobre todo, en Mari,  la diosa, genio, madre, la protectora de las cosechas y los ganados que, de forma caprichosa, hacía tronar el cielo y caer granizos que sumían al pueblo en la más terrible de las hambrunas” (página 108).
   En este espacio de mitos y leyendas, aparecen los cadáveres de dos adolescentes en una macabra puesta en escena, con mutilaciones sexuales incluidas y con la impresión de la mitología del valle de Baztán. Todo hace sospechar en un asesino en serie. Se hace cargo de la investigación Amaia Salazar, inspectora de la Policía Foral de Navarra, que vive angustiada por una maternidad que le dolía porque no acababa de llegar. Regresará así, para investigar los crímenes, a Elizondo, la capital del valle donde un terrible suceso, ocurrido en su niñez, la dejó traumatizada para siempre.
   La intriga que avanza al mismo ritmo con el que corren las páginas, hará que el lector sospeche que el autor del crimen es un basajaun, un ser mitológico, ese guardián invisible que habita en los bosques en los que actúa como entidad protectora. Pero la investigación se va complicando, quedando envuelta en la nebulosa familiar de la propia inspectora, dando lugar a un formidable e inesperado complot.
   Así pues, un thriller que amalgama hábilmente el suspense de una investigación policial con la magia de los mitos vasco-navarros, las ajustadas descripciones de las pruebas forenses y, sobre todo, una asfixiante atmósfera de leyendas suturada al pequeño universo de una naturaleza exuberante en el valle de Baztán.
   Destaco en el haber de la novela, ante todo la intriga, perfectamente planteada y enriquecida por los constantes giros y las analepsis  que, insertadas en el relato primario, nos revelan el doliente pasado de la protagonista y sus personales fantasmas. La ambientación del suspense suturado a la mitología que lo hace original. La combinación de lo racional e irracional, de lo real y lo fantástico. Un ritmo narrativo vibrante, con aceleraciones y oportunos momentos de pausa. Un lenguaje rico y potente, sobre todo en las descripciones de la naturaleza que sin embargo no ahogan la trama. Una lengua muy actual y sin tapujos a la hora de hablarnos de las prácticas y hábitos de algunos jóvenes de hoy (sexo cañero, alcohol, drogas…). La exploración de la complejidad  de los vínculos familiares con su parte emocional que cobra en la novela tanta importancia como el mismo desenlace de la investigación policial. La fiel radiografía de la actual sociedad con los cambios sociales y éticos experimentados en los últimos tiempos, así como las lacras que siguen vivas o han renacido con fuerza (machismo, precariedad laboral…) hasta el punto de formar parte de nuestra cotidianeidad.
   Quizás lo menos logrado de la novela sea la construcción de personajes que no evolucionan demasiado a lo largo del relato, procedimiento frecuente en el género policíaco. La novela refleja correctamente el rol que ha adquirido  la mujer en la sociedad actual. Pero en los pensamientos de ese poderoso personaje femenino que asume el papel del héroe y es una mujer de nuestro tiempo, sobran ciertas reflexiones sobre la maternidad como la realización máxima de la mujer.
   Todo ello es un aliciente suficiente para considerar esta primera novela de la Trilogía del Baztán, que parece ser que ya está medio escrita, como un best-seller que puede ser inscrito en la buena literatura. La condición de best-seller es una circunstancia paraliteraria que esperemos que no haga que Dolores Redondo se desborde como seguramente lo hace el río Baztán en estas fechas.

Legado en los huesos
Dolores Redondo
Ediciones Destino, Colección Áncora y Delfín, Barcelona, 2013, 560 páginas.

   De nuevo estamos delante de un fenómeno propio de nuestro tiempo: la “fabricación” de un superventas, originado a través de una operación de marketing perfectamente programada que elije dos subgénero específicos muy atrayentes para el lector: el detectivesco y la narrativa de sabor mitológico, con no pocas dosis de supersticiones. Y de nuevo formulo la misma pregunta: ¿Legado en los huesos pertenece al subcampo de la gran producción que goza de escasa autonomía, se deja llevar por el beneficio económico y posee un exiguo valor simbólico, a la literatura marginal de fácil y gratificante lectura, pero nada más? ¿O al contrario, al de la producción restringida, una pieza novelesca de posible consumo masivo, mas no huérfana de calidad?
   Respondo y sin ningún reparo mantengo que el libro está bien escrito, con las mismas virtudes, flaquezas y concesiones a lo comercial del primer volumen de la Trilogía del Baztán. Un best-seller bien articulado, con una trama perfectamente encadenada que hace que la intriga avance al mismo tiempo que corren sus abundantes páginas. Y con todos los ingredientes y fórmulas del género negro-detectivesco.
   El personaje central de la novela, la heroína, vuelve ser Amaia Salazar, una joven inspectora de la Policía Foral. Muy sensata y sagaz, aunque con un pasado turbio y agitado. Sabemos desde las primeras líneas del libro que acaba de ser madre, pero en esa situación debe enfrentar una nueva y extraña cadena de horrores: hombres, aparentemente sin nada en común, que asesinan a sus parejas sentimentales, o a mujeres objeto de su codicia, que se suicidan dejando la palabra “Tarttalo” como última nota. La novela nos sumerge de lleno en la mitología vasco-navarra. Si el “basajaun”, protector de los bosques y de sus habitantes, centraba el proceso de investigación de El guardián invisible, el “Tarttalo”, una especie de agreste y violento cíclope, será el objetivo de la investigación en esta segunda entrega.
   La trama de la novela, sin spoilerizar  el argumento, se resume en la siguiente sinopsis: en los últimos días de su embarazo, Amaia Salazar asiste al juicio contra Jasón Medina, acusado de haber matado a la hija de su mujer. La inspectora reúne pruebas inculpatorias contra este personaje que, imitando la forma de actuar del “basajaun”, viola y asesina a Johana, la hija adolescente de sus pareja. Mas de forma inesperada, el juez suspende el juicio, puesto que el inculpado, Jasón Medina, acaba de suicidarse dejando una nota para la inspectora. Un mensaje extraño en el que solamente aparece la palabra “Tarttalo”. Será este el primero de una cadena de suicidios con características semejantes. En todos ellos aparece la misma palabra “Tarttalo”, un nombre que remite a un personaje fabuloso del imaginario popular vasco navarro, y que oculta una trama espeluznante en la que se sumerge Amaia Salazar llevando la investigación hasta un vibrante final.
   Con maestría y habilidad nos introduce la autora en un escenario excepcional: el corazón del País Vasco, en las márgenes del río Baztán. Un valle que, por sus características naturales y las leyendas y mitos ancestrales que lo rodean, se convierte de nuevo en el espacio apropiado para el desenvolvimiento de la novela. Además, Dolores Redondo teje con maestría una historia original, con una buena presentación y desenvolvimiento de la intriga, y un ritmo narrativo vibrante, y de nuevo con oportunas aceleraciones y momentos de pausa. Sus personajes son creíbles, aunque bastante planos y sin que evolucionen a lo largo del relato.
   No obstante, se puede hacer una lectura basada en la ideología que transmite la novela; con opiniones posiblemente discrepantes. Me refiero en concreto al tema de la maternidad, de considerable peso en esta novela. La protagonista principal acaba de ser madre, quiere ser una madre perfecta, una madre de manual; con profundos sentimientos de culpabilidad por no poder estar más tiempo al cuidado de su hijo. Un guiño a la maternidad que será valorada con simpatía por ciertos lectores que aplauden las maravillas y dificultades de la condición maternal. Sin embargo, para otros esas reflexiones sobran en la novela porque avalan la idea de que la maternidad es la realización máxima y por excelencia de la mujer.
   Mas nada de esto es un estorbo para que Legado en los huesos deba de ser considerado un thriller bien pensado, estructurado y escrito. Un best-seller no carente de calidad literaria.

Francisco Martínez Bouzas

                                                           
Los reyes de España entregan el Premio Planeta a Dolores Redondo
Fragmentos

“El cementerio estaba repleto de vecinos que habían abandonado sus faenas y hasta cerrado su negocio para asistir al sepelio. El rumor de que podría no ser la primera chica que moría asesinada por el mismo criminal comenzaba a afianzarse entre la gente. Durante el funeral, que había tenido lugar apenas dos horas antes en la parroquia de Santiago, el sacerdote había insinuado en el sermón que el mal parecía estar acechando en el valle; y durante el responso, frente a la tumba abierta en el suelo, el clima era tenso y ominoso, como si sobre las cabezas de los presentes se cerniera una maldición de la que no podrían escapar.”

…..

“No era raro en medio de este bosque aceptar la existencia de las criaturas mágicas que conformaron el pasado de las gentes de aquella región. Todos los bosques son poderosos, algunos son temibles por profundos, por misteriosos, otros por oscuros y siniestros. El bosque de Baztán es hechizante, con una belleza serena y ancestral que evoca sin buscarlo su parte más humana, la parte más etérea e infantil, esa que cree en las maravillosas hadas con pies de pato que vivían en el bosque (…)
Amaia sentía en aquel bosque presencias tan palpables que resultaba fácil aceptar una cultura druida, un poder del árbol por encima del hombre, y evocar el tiempo en que en aquellos lugares y en todo el valle la comunión entre seres mágicos y humanos fue religión.”

…..

“El perfil criminológico del basajaun resultaba sobrecogedor por la evidencia de su comportamiento casi de manual. Amaia recordaba su estancia en el curso sobre perfiles criminales con el FBI y que allí aprendió, entre otras cosas que la parafernalia psicosexual que muchos asesinos en serie montaban en torno al cadáver indicaba su deseo de personalizarlos para establecer un vínculo entre ellos y sus víctimas que de otro modo no existiría, Había lógica en sus actos, no se evidenciaba trastorno mental alguno. Los crímenes estaban perfectamente planificados y premeditados, hasta tal punto de que el asesino era capaz de reproducir una y otra vez el mismo crimen en diferentes víctimas.”

(Dolores Redondo, El guardián invisible, páginas 45, 91-92, 211-212)

2 comentarios:

  1. Las dos novelas me han atrapado, quizá por su halo mitológico, que como sabes es mi perdición, hoy mismo buscaré estos libros a ver si corro con la suerte de encontrarlos. Muchas gracias por tan linda reseña, siempre luces el encanto de hacernos leer, un abrazo Francisco. Muchas gracias.

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